jueves, 19 de febrero de 2009

EL PEQUEÑO REY ZAPARRASTROSO.

El pequeño Rey zaparrastroso.

Lejos de los demás, lejos de todos, el chiquilin se sentaba cada tarde a la sombra de la enramada y con la espalda apayada contra el tronco, echado, con su perro siempre al lado acompañándolo... el perro con las orejitas bien paradas... se ponía a mover las manos. Contra el pecho la mano derecha bailaba como rascando el pecho, mientras la otra mano, la izquierda, se abría y se cerraba en pulsaciones rápidas... Así siempre, siempre lo mismo.
Un día le regalaron una guitarra. El la recibió. La miró... lustrosa, linda de tocar... probó las seis cuerdas a lo largo del diapasón y pensó: "Que suerte, ahora tengo dos".

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